Se trata de una pregunta con la que me he encontrado ya en varias ocasiones. Tras explicar a cualesquiera de las personas que se muestran interesadas por esta peculiar promoción, a veces me preguntan si realmente merece la pena el esfuerzo de ir casa por casa, en las diferentes provincias, durante, ahora ya más de un año, distribuyendo la primera de mis novelas. Entiendo que visto desde fuera parece algo muy duro. Que hay que estar muy pirado para emprender tal tarea. Las negativas tienen que ser muchísimas, el no abrirte las puertas, los ruidos de aquellos que miran por las mirillas, las malas caras, las malas contestaciones... Pues bien, todo esto es totalmente cierto. Pero realmente y por suerte, existe la otra cara de la moneda. Todos los días, afortunadamente, esto lo tengo más que comprobado, encuentro a gente que valora el esfuerzo. Hay personas, las pocas, que se ilusionan cuando se percatan de que es el mismo escritor de la novela el que va distribuyéndola puerta...