Quizás lo ocurrido hace ya unos meses en el barrio de Gamonal fuera un preludio, un aviso tal vez. Algo que nos grita diciéndonos exhaustivamente, que algo hay que hacer y hacerlo ya de una vez por todas sin límites, con los pies en el suelo, pero aferrados terriblemente a la ilusión de no dejarnos doblegar y de ver cumplidos nuestros sueños. Quizás sea, en un primer lugar, un intento. Pero por lo que se puede ver, es que es un intento y de los grandes, de los que probablemente valga la pena moverse. Por mi parte, no conozco ni mucho menos, por supuesto, a todos los habitantes de Burgos. No obstante, he hablado con muchos de ellos, en estos ya dos años y medio, gracias a mi proceder. En Burgos me he encontrado siempre a gente que me ha abierto sus puertas, que me han escuchado y que han adquirido mis libros. Pero lo que nunca imaginé descubrir era una experiencia gradual que ha llegado a conformarse en un grupo primeramente de escritores,...