Me encontraba esta mañana inmerso en la creación de mi quinta novela, cuando, de pronto, han llamado a la puerta. Entonces, con una desmedida cautela me he aproximado hasta el recibidor, intentando no hacer ninguna clase de ruido. Ha sido ahí cuando he mirado por la mirilla y, para mi sorpresa, tras la diminuta lente he podido observar a un hombre alto, trajeado, con barba gris canosa y con gafas. Se trataba de Mariano Rajoy. ¡No podía creerlo! En un primer instante he pensado en esos miles de personas que me han cerrado las puertas en lo que hacen los tres años y algún mes más de promoción de mis novelas por diferentes ciudades de la comunidad de La Rioja y las provincias limítrofes a ésta. - Es lo más fácil- me he dicho- hago como que no estoy en casa y listo. No obstante, también he pensado en aquellos miles que me la abrieron para cerrármelas en las propias narices y en aquellos miles también que, tras escuchar mi relato, decidieron ignorarme y ofrecerme cualquier c...