Me encontraba esta mañana inmerso en la creación de mi quinta novela, cuando, de pronto, han llamado a la puerta. Entonces, con una desmedida cautela me he aproximado hasta el recibidor, intentando no hacer ninguna clase de ruido. Ha sido ahí cuando he mirado por la mirilla y, para mi sorpresa, tras la diminuta lente he podido observar a un hombre alto, trajeado, con barba gris canosa y con gafas.
Se trataba de Mariano Rajoy. ¡No podía creerlo!
En un primer instante he pensado en esos miles de personas que me han cerrado las puertas en lo que hacen los tres años y algún mes más de promoción de mis novelas por diferentes ciudades de la comunidad de La Rioja y las provincias limítrofes a ésta.
- Es lo más fácil- me he dicho- hago como que no estoy en casa y listo.
No obstante, también he pensado en aquellos miles que me la abrieron para cerrármelas en las propias narices y en aquellos miles también que, tras escuchar mi relato, decidieron ignorarme y ofrecerme cualquier clase de excusa. Resultaba tan sencillo abrir para ver qué intenciones tenía el sujeto tras la puerta. Luego, mirarle por encima del hombro para volver a cerrarla con absoluto desprecio...
Es, pensando en esos 5212 lectores-protagonistas, por lo que me he aventurado a abrirle la puerta.
A mí siempre me gusta que, al menos, escuchen mi relato.
- Hola- ha exclamado el hombre con un siseo en su voz-. Vengo a darte las gracias-. Entonces es cuando me ha ofrecido su mano y, cordialmente se la he estrechado.
- No hay de qué- he respondido mintiendo vilmente.
- Vengo a darte las gracias por todo el esfuerzo que llevas haciendo en este tiempo- ha continuado el presidente- porque sé que ha resultado duro.
Más por curiosidad que por una verdadera cortesía, le he invitado a pasar. Le he ofrecido incluso un café.
- Sí- ha dicho sin desestimarlo- que llevo una mañana...
- Créeme si te digo que te creo- he aseverado.
A Rajoy, tras ofrecerme repetidamente sus gracias, le he explicado mi situación. Sé que es un caso entre tantos millones, pero le ha llamado la atención el que yo, un día decidiera llamar a las puertas (tal y como ahora hace él), para buscar lectores.
Entonces hemos hablado de mis libros y, aprovechando la oportunidad, he preguntado si quería que le dedicase alguna novela.
- No. Mire usted. Prefiero- ha comentado con su singular voz- acceder a los libros por los cauces convencionales. No me interesa ninguna novela que haga referencia al "agua" y mucho menos quiero saber nada de "gusanos". Además- continuaba- estoy inmerso en otro tipo de lectura. Después de leerme las memorias de Mario Conde "De aquí se sale" y del libro de Belén Esteban "Ambiciones y reflexiones", estoy inmerso en la lectura de Jose María Aznar y su libro "El compromiso del poder".
Yo he asentido pero él ha continuado con su retahíla de excusas. Sin duda, ahí no tenía nada que hacer, se trataba, evidentemente, de una negativa más acumulada en mi promoción.
- Además, y esto te lo cuento como primicia; tengo pendiente la lectura del próximo libro de Luis Bárcenas que publicará con la gran Editorial Planeta.
- Pero eso es imposible- he dicho sorprendido. No sabía que Bárcenas escribía.
- Me ha enviado esta mañana, hace poco, un mensaje con el nuevo móvil que le han dado tras salir de la cárcel. Mira. Aún más sorprendido he podido leer en su "iphone":
"Mariano he sido fuerte. Incluso estoy escribiendo un libro que editaré en Planeta. Cuando lo tenga quedamos y te lo dedico".
- Entonces no tengo nada que hacer- le he dicho. Qué duro ¿No?
- ¿El qué?- ha inquirido.
- Cómo está el país... Ya no sólo los escritores vamos llamando puertas sino que hasta lo hace el presidente del gobierno.
- Es cierto. Pero, mire usted, yo vengo porque quiero dar las gracias a todos los españoles por su esfuerzo. Y lo voy a hacer llamando a sus puertas.
- Tranquilo Mariano- le he dicho dándole unas palmadas en la espalda- Ya vendrán tiempos mejores y puedas hacerlo de otra manera. Quizá sólo queden unos pocos meses...- ha sido ahí cuando ha girado su cabeza y me ha mirado de reojo. Con un matiz receloso en el carácter, vamos.
El hombre ha salido de mi casa para continuar pulsando los timbres de los vecinos.
Luego de ello, me he preparado un café, me he desligado de pérfidas realidades y me he refugiado en la creación de mi última obra.
Tras largos años de políticas de austeridad enfocadas a la gente y rescate bancario, me ha resultado, además de impactante, totalmente deleznable observar cómo, en campaña política, el presidente del Partido Popular, haya decidido hacernos creer que va tocando puertas dando las gracias, siempre bajo la mirada, compañía y apoyo de una cámara.
No he podido evitar sentirme identificado. Entonces, sin realizar un costoso esfuerzo, me he puesto en su lugar y, simplemente, no me lo he creído.
No sé, quizá un día concluyan con este tipo de burlas que van dirigidas hacia nosotros, hacia la población.
"Esta promoción que llevo desempeñando a lo largo de los años, no es más que una huida sistemática de aquella situación tan denigrante que supone quedarse sin empleo"
Sergio
Hoy has tocado a mi puerta y no he podido atenderte. Me has pillado comiendo y por razones del destino, tengo a mis padres recién operados, ambos, y necesitan de mi asistencia para comer. Pero me ha impactado esta forma tuya de promocionarte y te he pedido una tarjeta. Aquí estoy leyendo tu blog y admirando tu trabajo y sobre todo, tu ánimo y perseverancia.
ResponderEliminarHe visto que vendes también tus libros por Amazon, así que hoy mismo espero poder encontrar un hueco para comprar tus libros y disfrutar de tu trabajo.
Ya sé, Rakel, que no siempre pillo a la gente en el contexto, pero me alegro de que mi tarjeta haya funcionado en esta ocasión y que, tras leer el blog, te intereses por mis libros. Para mi supone un gran apoyo.
EliminarÁnimo para tus padres y un abrazo para ti.