Ir al contenido principal

Anécdotas del puerta a puerta (13)


Vitoria

Todos conocemos de sobra, el miedo, muchas veces irracional, que existe cuando alguién toca el timbre de la puerta de nuestra casa. Las noticias intensificadas sobre robos, atracos, palizas e incluso asesinatos, tienen mucho que ver con ese temor.
Por la experiencia adquirida en estos dos años y cinco meses, me encuentro todos los días que salgo para promocionar mis libros, a personas que, sin duda, se ven influenciadas por la magnitud de tales informaciones.

No obstante, quizás habituado a cerramientos de puertas, malas caras y expresiones de desagrado, tengo que decir que nunca imaginé encontrarme con la situación con la que me sucedió el lunes de esta semana:

Para ser honestos, quiero dejar claro que la mañana me iba mal. Era el típico lunes... Pocos lectores me habían abierto la puerta de sus casas. Sin embargo, siempre con actitud optimista y constante, llamé, como tantas otras veces, a un nuevo timbre.

Esperé.

Oí algún que otro ruido en el interior. Supuse que había gente y volví a tocar. ¿Sería algún lector?
Al instante, la puerta se abre temerosa. Tanto o más, quizás como el hombre que se mostraba tras ella. Él no decía nada. Entonces comencé con mi presentación.
- Hola buenos días, mira que soy Sergio- pero, un momento, ¿qué es lo que era aquello? No podía ser, pensé- un escritor que está promocionándo la...- ¡Un cuchillo! el hombre llevaba un cuchillo de cocina. Con una hoja de no menos de veinticinco centímetros de longitud- la primera de sus novelas y, y...-una sonrisa nerviosa se me dibujaba en la cara. ¿Qué iba a hacer ese tipo? Estaba claro que no le había pillado trinchando un pollo. La hoja del cuchillo estaba impoluta- y estoy..., estoy buscando a gente que le interese la lectura.
¿No sé si es el caso?

Al fin pude concluir con mi discurso. La mano que agarraba el cuchillo, pude percatarme, temblaba. Al igual que lo hacía la hoja del mismo.
Por mi parte, esperaba, ansioso, una respuesta por parte de aquel sujeto.
Este giró la cabeza varias veces. Se trataba, sin duda alguna, de otro más de los innumerables "noes" con los que me encuentro en mi proceder. Fue ahí cuando dí un suspiro, probablemente de alivio.
Desde una distancia prudencial, pude lanzar la siguiente pregunta;

- ¿Siempre atiendes la puerta, con un cuchillo en la mano?

El hombre no dijo más. La cerró.

Casi cuatro mil lectores de mis novelas. Ni me quiero imaginar las miles de negativas recibidas. A lo largo de este recorrido he recibido gritos, gestos despectivos de todas las clases, aspavientos y caras desagradables, risas irónicas y muchos miramientos por encima de hombros prestigiosos. No obstante, nunca me había abierto la puerta, un perturbado- así me lo pareció- con un cuchillo en la mano.

Está más que claro que algo y muy gordo, nos está pasando como sociedad.


El libro de Mormón

Esto que cuento, sucedió también en la ciudad de Vitoria. Depués de tocar el timbre de una de las puertas ante las cuales me presento, Blanca apareció tras ella. La mujer, amablemente accedió a escuchar mi relato y luego me dijo:

- Vale, te lo cojo, si tú aceptas otro libro.
- Ah, pero es que tú ¿También escribes?- pregunté.
- No, no es mío- respondió- no lo he escrito yo, pero quiero que lo tengas. Quizás te pueda ayudar.

Blanca me obsequió con el siguiente  volumen:


Obsequio de Blanca
Me hizo gracia, una vez me hube despedido de Blanca y yendo hacia otro lugar con el libro en la mano, el hecho de que hubiera tocado la puerta a unos "Mormones".
Tengo que decir que, como ya supondréis,  también me ha ocurrido con Testigos de Jehová, curas, monjas, comerciales de empresas eléctricas, gas, Círculo de Lectores, e incluso trabajadores de Correos y conserjes en edificios de gente acomodada.

Con todos ellos hablo de mis novelas, de mi manera de proceder y les pregunto si son lectores. Algunos de ellos lo son e incluso han optado por adquirir el libro "Soy un gusano".
Se trata de pequeñas paradojas que me resultan curiosas al menos.

Quizás, debido a la educación recibida en los primeros años de mi vida, hubo una temporada en que creía en Dios. Luego, seguramente también a la educación unida a las amistades y diferentes experiencias adquiridas, esas creencias fueron distorsionándose.
Hoy si me preguntan que si soy creyente, siempre respondo con lo mismo:

Creo que es mucho más importante que el propio individuo sea el responsable de su propia existencia.

De todos modos, agradezco el obsequio a Blanca. Lo hizo, lo sé, con buena fe.
Un abrazo desde aquí.

Y una cosa más. Nunca, os lo suplico. Nunca. Aunque estéis trinchando un pollo, abráis la puerta a nadie con un cuchillo en la mano.

Queda feo.


Comentarios

  1. Qué bueno eres escribiendo, Sergio!!! Y no lo digo como editora ansiosa de publicarte más obras (qué también) sino como lectora que te admira profundamente. Por tu singularidad, por tu coraje y por la maravillosa y personal forma que tienes de hacerme sentir en el auténtico meollo de lo que cuentas. Un abrazo desde mi corazón...

    ResponderEliminar
  2. Gracias Ana, vosotros, ya lo sabéis, sois como aquella puerta a la que nunca tuve que llamar porque siempre estuvo abierta. Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Irune, poeta callejera

Irune, colmando sus letras en el papel Aquella tarde de sábado, una chica, tras conocer que yo era el autor del libro que llevaba entre sus manos, se acercó con el objeto de saber más sobre la poderosa pregunta de su portada.  Era un 23 de marzo en Santurtzi. Ainara, la ilustradora, y yo, atendíamos el puesto en el que exponíamos nuestras obras, esperando a que el taller infantil de ilustración diera comienzo en el evento Van sobre ruedas . Fue ahí cuando hablamos sobre los motivos que me llevaron a editar aquel ejemplar. Le expliqué que yo acostumbraba a moverme por diferentes ciudades, entablando conversaciones con la gente para dar a conocer mis obras. Aquella delgada chica vestida de negro, con ojos brillantes, comenzó de inmediato a recitar una de sus poesías. Ella declamaba rápido. Ofreciendo, en ocasiones, paradas entre sus versos y dando a entender que llevaba muchos años haciéndolo. De primeras, su deslustrado aspecto te hacía pensar que la mujer llevaba t...

"La criadora" en Martínez Lacuesta

Ventilla 71 y La criadora Y qué mejor puesta en escena para " La criadora " que presentarla en la centenaria bodega  Martínez Lacuesta.  El día 31 de mayo, a eso de las 20:30 horas se congregaron en el monumental parque de barricas, varias decenas de personas para asistir al evento donde se daría a conocer esta nueva obra de ficción ambientada en la localidad donde resido, Haro, y, por extensión, La Rioja y el mundo. Tal y como mencioné en su momento, para mí fue un sueño cumplido presentarla en sociedad en un lugar tan mágico como aquel. Con Jorge Portu y Luis Martínez Lacuesta Desde el primer momento me vi muy bien arropado entre el representante de Cultura y Turismo del Gobierno de La Rioja, Jorge Portu, y Luis Martínez Lacuesta como director general de la centenaria bodega que el próximo año celebrará su 125 aniversario. A su vez, el prologuista José Ramón Jiménez Berger, más conocido como El Educador en vinos por su programa en TVR , también fue mencio...

Literatura en la calle

Esta entrada se configura como la última del blog porque el camino de este escritor errante que un buen día decidió conocer a sus lectores ha derivado en un nuevo proyecto cultural que comparto con Ainara: Literaria Kalean, es decir, literatura en la calle.  Han sido más de 15.000 lectores protagonistas los que, tras más de una década de deambular por la zona norte del país, se han hecho con alguno de mis títulos.  Desde aquí os animo a conocer esta nueva página en la que concurren rutas literarias, certámenes con fabulosos galardones, nuevos autores que dan protagonismo a este itinerario cargado de literatura, más títulos y talleres artísticos enfocados en la animación a la lectura desde edades tempranas.  WWW.LITERARIAKALEAN.ES  ¡Nos leemos? ¿Existe algo más satisfactorio que ser el artífice de  tu propio camino? S.H. López-Pastor