Pruebas impresas de lo que sería la tercera edición de "agua" |
Juanma me ofreció algo que nunca hubiera previsto: el libro impreso, pero aún sin pasar por la guillotina, sin coser y sin pegar... es decir, una auténtica prueba de lo que iba a ser la tercera edición de "agua", vamos.
Resulta un verdadero lujo este detalle que sin duda atesoraré, y que desde aquí quiero agradecer.
Así pues, he querido también, con estas imágenes, mostrar mi impresión ante tal respecto. Es tan fascinante notar el peso del papel, el crepitar de las hojas al moverse con soltura, el olor de las mismas, sentir la historia de "agua" desperdigada entre mis manos, advertir que he recibido una nueva edición con la que poderme hacer llegar ante futuros lectores, presentándome como escritor que quiere hacerse un hueco en este cada día más complicado mercado literario.
Sin embargo, se trata de una cifra que muy lejos queda de mis pretensiones. Para ser justos quiero mencionar que, si desde un principio todo esto no era más que una mera intención de poder subsistir en una coyuntura que para nada ayudaba; ahora, mis anhelos apuntan cada vez más alto.
Estoy inmerso en esta promoción que acaba de comenzar. Involucrado en seguir disfrutando en la creación de mis novelas y abierto a nuevos proyectos literarios.
Soy, ahora, mucho más consciente de que queda aún mucho camino por recorrer. Estoy, por supuesto, en el principio, en los primeros metros de un maratón, digamos. Quizá me lleve toda una vida, quién sabe. Tampoco tengo prisa. Disfruto y mucho al hacerlo y quiero seguir haciéndolo. Solo hay un propósito y hacia él me dirijo. Quiero dejarlo claro.
Me apasiona escribir y es con esto con lo que me quedo. Luego está la otra parte. Hacer llegar mis obras hasta los lugares que buenamente pueda. A duras penas se van consiguiendo cosas y a consecuencia de ello, muchos son los ánimos recibidos y, como ya sabéis, son los que siempre conservo. En las situaciones difíciles, los rememoro para renovar los aires y las ganas. En esta tarea, hincar la rodilla se ha convertido en una constante, así como también lo es levantarse una y otra vez. No queda otra.
Escribo y edito. Ando entre calles y me introduzco en edificios, me presento con mis obras, huyo de las negativas y acojo con amplia sonrisa a los que puedan mostrar un cierto interés. Luego me recojo en mi sitio para seguir escribiendo, creando y aprendiendo. Estoy cada día que pasa, más entusiasmado con este círculo que he querido crear. Quizá alejado de ese mercado laboral que a tantos nos ha dado de lado.
Indudablemente, esta última prueba de "agua" me recuerda que todo esto va adquiriendo más base.
Quizá esta entrada no sea más que un apoyo, un guiño al libro de papel que tanto nos ha acompañado a lo largo de los siglos. Y que aun existiendo nuevos y potenciales formatos que rivalizan con el libro impreso, sin duda, éste seguirá existiendo. Estoy seguro que lo hará porque no hay más que verlo. En el día a día, si bien me encuentro con lectores que no dejan el libro digital ni aunque el propio escritor les dedique un libro, los hay, muchos por fortuna, que viven con la idea romántica de sentir la sensación, el peso, el olor de un libro formado con hojas de papel. Éste se convertirá con el tiempo, en algo que atesorar. Estamos en continua y constante evolución tecnológica y ante eso no hay nada que se pueda hacer, pero, contra la sensación que produce el pasar las páginas de un libro, creo yo, poco se puede hacer.
Prueba de portada |
A lo largo de este transitar también me he encontrado con personas que, de tanto acumular libros durante años, un día, por diversas razones, deciden deshacerse de ellos. Es algo que nunca entenderé, pero que, por desgracia, sucede y no pocas veces.
- Podría donarlos- he dicho a alguna que otra persona que por motivos de mudanzas se ha desprendido de ellos dejándolos en la basura.
- Pero si es que nadie me los recoge- escucho.
Es curioso.
Por mi parte, no descarto conocer más ciudades, más lugares, barrios, portales y lectores protagonistas que hacen que esta historia realmente tenga sentido. Un día decidí hacerlo y hoy estoy convencido de que es el camino correcto.
Ahora está más claro que nunca. Sólo hay un propósito. Escribir, escribir y seguir escribiendo.
También seguir creciendo en ese desamparo tan increíble que muchos te ofrecen al comentarte historias del siguiente estilo: "el libro electrónico os está haciendo mucho daño a los escritores"; "es que están las cosas tan difíciles"; "ya no se lee casi nada"; "sólo utilizo internet para leer..."
Una vez, recuerdo, una señora me comentó lo siguiente:
-Es que lo tenéis tan difícil...
- Sí señora-le dije- ¿sabe para quién está la cosa difícil? sólo para aquellos que creen que no se puede. Quizá sea duro admitirlo, pero es la pura verdad.
Comentarios
Publicar un comentario