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Con Josu de Distorsión |
Y resultó que un buen día del mes de diciembre del año pasado, hace bien poco, deambulaba, tal y como suelo acostumbrar, esta vez por las calles, barrios y edificios de la ciudad de Bilbao con el propósito de dar a conocer mis obras y mi trayectoria como escritor errante.
Tras una nueva llamada apareció una chica que se dignó a escuchar mi relato. Su actitud me decía que leía. Lo decía porque escuchaba con atención, porque también cogió el libro con el que me había presentado y porque, a su vez, lo hojeaba con curiosidad.
Amaia entendió que en ¿Y por qué no? narraba, en forma de crónicas, la dura lucha de este literato por llegar a sus lectores.
De pronto, Amaia sonrió y de seguido pronunció las siguientes palabras:
-¿Te parece que hagamos un trueque?
Yo me alegré ante esa iniciativa que, como sabéis, no me viene de nueva. En mi cabeza surgió la premisa de que aquella chica escribía o, al menos, estaba inmersa en algún que otro proyecto cultural.
Y aquella sorpresa inicial se fue desvelando gradualmente cuando se giró para escuchar mis oídos:
-¡Josu! -gritó de pronto-. Ven, que te puede interesar.
Pero allí nadie respondía.
Luego, la mujer se acercó al salón y preguntó por uno de sus discos a su pareja. El hombre, un tanto perplejo ante el singular atropello, decía tras levantarse:
-Sí..., tienen que estar por ahí. Algún Cd debe de haber...
Y el revuelo comenzó a perpetrarse en el piso.
Entretanto, Amaia me comentó que era la pareja de Josu de Distorsión- grupo punk baracaldés nacido en los años 80-.
Para ser honestos, aquel comentario me pilló de sorpresa pero tengo que decir que no me resultó del todo desconocido. Por su parte, mi mente intentaba buscar la manera de recordar alguna que otra canción del grupo vizcaíno.
Fue luego, Josu, quién me aclaró las ideas haciendo referencia a alguno de sus temas y entonces sonreí ampliamente. -¡Claro!, esa música la he escuchado yo miles de veces los fines de semana con la cuadrilla en Portu y Bilbo, entre otras muchas fiestas y conciertos. Inclusive, entre mis cassettes de adolescente -Sí, todavía guardo alguno-, recordé, había grabaciones de Distorsión, Siniestro Total, Eskorbuto, Parabellum y un largo etcétera de grupos de aquellas décadas.
Yo no cabía en mí. Esta era una curiosidad que quería sumar a esta historia y de ahí la foto que ilustra la entrada. Josu, como no, posa orgulloso con la sudadera que hace referencia al grupo.
Ante este dinosaurio de la música vizcaína y su pareja, repetí mi relato y, tal y como me dio a entender Josu, además de compositor, cantante y guitarrista, era también un buen lector.
-Lo siento, es que, con la mudanza, tenemos todo desperdigado -explicaba disculpándose, al no encontrar ninguno de sus trabajos. Te parece que hagamos el trueque con éste -y me enseñó el recopilatorio de grupos "Matxinada" formado por un triple digipack con 36 bandas de todo el estado.
-Claro que sí; por mí perfecto. Pero eso sí, me lo tienes que dedicar.
Josu accedió encantado. En la charla hablamos de que Distorsión celebraría en breve sus 30 años en la música. Ahí es nada. El vocalista hizo referencia a su última gira "Distorsión en el Nervión". También surgió el tema de que la cultura está de capa caída.
-Si es que hay chavales que se jactan de no haber leído un libro en la vida -decía, echándose las manos a la cabeza-. Todo está bien, pero la cultura... qué haríamos si pasásemos de la cultura...
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Amaia y Josu de Distorsión |
Pero quizá no esté todo perdido porque entre otras cosas, a mi parecer es una auténtica gozada, no solo que la cultura llame a las puertas, sino que ésta aparezca en ocasiones tras ellas.
Porque en este mundo cada vez más neurótico, individualista y sumergido en prisas, tiene que haber hueco para aquellos que creemos que salir de esa dinámica debería ser una prioridad.
Gracias Amaia y Josu, por atenderme tras la llamada, por la charla, por los recuerdos, por el trueque y por vuestro grandioso aporte musical.
Todo un honor.
"La dictadura perfecta tendría la apariencia de una democracia,
pero sería básicamente una prisión sin muros en la que los presos
ni siquiera soñarían con escapar.
Sería esencialmente un sistema de esclavitud,
ni siquiera soñarían con escapar.
Sería esencialmente un sistema de esclavitud,
en el que gracias al consumo y el entretenimiento,
los esclavos amarían su servidumbre"
los esclavos amarían su servidumbre"
A. Huxley
Un mundo feliz
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