"Letras sin voz" de Itxaso Corrales Betanzos |
De su lectura se desprende que el hábito de leer es una de las formas más efectivas de obtener y generar conocimiento.
Pero muchos sabemos que también hay otras cosas que merecen ser nombradas y que refuerzan este hábito al que, por lo que se entiende, cada vez tiene menos adeptos. Todo da lugar a que a cada momento seamos menos conscientes. Llegará un momento en que actuemos como autómatas y las luces de nuestros cachivaches nos señalarán el camino.

Por mi parte, tengo que decir que en estos días he disfrutado de la lectura, quizá un poco más. En el sentido en el que he vuelto a conocer a dos nuevas autoras que me abrieron la puerta cuando iba dando a conocer mi sexta publicación en la ciudad de Vitoria.
Recuerdo que fue hace unos días cuando, aquella bonita tarde de febrero, me abrió la puerta una chica menuda. Ella llevaba el teléfono en la oreja y mantenía una conversación. Ante mi pregunta de que si podía hablar, ella puso un momento su atención en mis palabras y descubrió que era un escritor el que había llamado a su puerta.
-Estoy concluyendo un contrato -dijo en voz baja -vuelve en diez minutos.
Y tras diez minutos de buscar lectores volví. Itxaso, apurada, me hizo entrar.
-Pasa -decía con el teléfono todavía en su oreja -no te quedes ahí.
-No quiero importunar. Únicamente busco a gente que le guste leer.
-Que sí, que sí, pero pasa que acabo enseguida.
Pasé. Esperé sentado en su salón observando cómo un perro me ladraba tras el cristal de la puerta del balcón y con ganas de que aquella chica, supuestamente lectora, me hiciera algo de caso.
Itxaso ponía caras a la operadora. Resoplaba. Incluso daba saltitos de impaciencia. Tenía ganas de acabar de escuchar los pormenores de su nueva póliza. Ella a todo decía que sí.
Finalmente colgó el teléfono.
-¡Por fin! -dijo dando un gracioso salto a la vez que presionaba el botón rojo. -Así que eres escritor -continuó con una sonrisa-. Yo también escribo.
Y tras esa buena sorpresa, entendí por qué la mujer quiso escucharme.
Ella me hizo saber que había publicado dos poemarios. El último "Letras sin voz" que me regaló al adquirir ¿Y por qué no?
Hablamos durante largo rato sobre sus actuaciones en diferentes eventos poéticos, sobre su experiencia con las editoriales y un largo etcétera. Entonces tras esa buena conversación, proseguí con ánimos renovados al despedirnos.
Y ocurrió otro día en la misma ciudad cuando Rosa se sorprendió también al saber que un escritor promocionaba sus obras de esa manera tan poco convencional:
Recuerdo que fue hace unos días cuando, aquella bonita tarde de febrero, me abrió la puerta una chica menuda. Ella llevaba el teléfono en la oreja y mantenía una conversación. Ante mi pregunta de que si podía hablar, ella puso un momento su atención en mis palabras y descubrió que era un escritor el que había llamado a su puerta.
-Estoy concluyendo un contrato -dijo en voz baja -vuelve en diez minutos.
Y tras diez minutos de buscar lectores volví. Itxaso, apurada, me hizo entrar.
-Pasa -decía con el teléfono todavía en su oreja -no te quedes ahí.
-No quiero importunar. Únicamente busco a gente que le guste leer.
-Que sí, que sí, pero pasa que acabo enseguida.
Pasé. Esperé sentado en su salón observando cómo un perro me ladraba tras el cristal de la puerta del balcón y con ganas de que aquella chica, supuestamente lectora, me hiciera algo de caso.
Itxaso ponía caras a la operadora. Resoplaba. Incluso daba saltitos de impaciencia. Tenía ganas de acabar de escuchar los pormenores de su nueva póliza. Ella a todo decía que sí.
Finalmente colgó el teléfono.
-¡Por fin! -dijo dando un gracioso salto a la vez que presionaba el botón rojo. -Así que eres escritor -continuó con una sonrisa-. Yo también escribo.
Y tras esa buena sorpresa, entendí por qué la mujer quiso escucharme.
Ella me hizo saber que había publicado dos poemarios. El último "Letras sin voz" que me regaló al adquirir ¿Y por qué no?
Hablamos durante largo rato sobre sus actuaciones en diferentes eventos poéticos, sobre su experiencia con las editoriales y un largo etcétera. Entonces tras esa buena conversación, proseguí con ánimos renovados al despedirnos.
"Cuando maduren las uvas..." de Rosa Jiménez |
¡Hablando con la gente!
La mujer, tal y como me indicó, también escribió una historia hacía ya algún tiempo y me propuso hacer un trueque.
Como sabéis, acepté encantado. Porque sé que, poner cara a la persona que escribió esas líneas, supone un añadido a la lectura. Un nuevo goce que te hace disfrutar de este hábito deslustrado en los días de las prisas y del inconsciente encauzamiento.
Dar forma a una historia no es tarea fácil y, en ocasiones, he descubierto en mi deambular buenos relatos que bien han merecido la pena.
Todo un lujo del que ni en bromas quiero prescindir.
Todo un lujo del que ni en bromas quiero prescindir.
Y es así por lo que continúo de esta manera. Escribiendo, dando a conocer mis obras, hablando con lectores, encontrándome en ocasiones con autores, publicando, escribiendo, leyendo, leyendo y leyendo...
En mi opinión hay que hacerlo, sino todos los días, siempre que tengamos ocasión. Hay que buscar el tiempo para sumergirte en un hábito que debería ser imprescindible para cualquier persona. Porque a fin de cuentas es un hábito que ayuda a romper límites y amplía la mente.
Me apena leer artículos como el citado arriba, pero la experiencia me dice que no todo está perdido. Itxaso y Rosa, estas dos lectoras y autoras me lo han demostrado en estos últimos días.
En mi opinión hay que hacerlo, sino todos los días, siempre que tengamos ocasión. Hay que buscar el tiempo para sumergirte en un hábito que debería ser imprescindible para cualquier persona. Porque a fin de cuentas es un hábito que ayuda a romper límites y amplía la mente.
Me apena leer artículos como el citado arriba, pero la experiencia me dice que no todo está perdido. Itxaso y Rosa, estas dos lectoras y autoras me lo han demostrado en estos últimos días.
Gracias Itxaso y Rosa por ayudar a dar forma a esta historia.
"Adquirir el hábito de la lectura,
es construirse un refugio ante
casi todas las miserias de la vida"
W. S. Maugham
- Nota dirigida a los que apoyaron el proyecto "Sé que me ves":
La editorial me indica que a finales de semana recibiré las pruebas corregidas y que es probable que en el mes de abril la obra pase a imprenta.
Iré informando.
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