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Una filmoteca olvidada |
Tal y como pinta la situación, todo apunta a que nos movemos sobre un enigmático mar de Covid en el que las olas seguirán viniendo, irán para volver y regresarán siempre, claro está, dependiendo de nuestra conducta.
En fin, supongo que el tiempo hablará y crucemos los dedos para poder superar esta coyuntura. Personalmente creo que pese a esta, no queda otra que seguir en nuestros empeños. Y en mi opinión, creo que la mejor manera de sobrellevarlo es dedicarse a lo que a uno verdaderamente le apasiona.
Aprovechemos, pues, este tiempo que se nos ofrece.
Y es de esa forma cuando hoy me apetece presentaros un nuevo título que se suma a la colección en la que Literaria Kalean está inmersa.
Una filmoteca olvidada es el título del segundo libro enfocado en cuentos de la ciudad de Logroño.
Y viene a engrosar la colección de barrios. En este caso el de Madre de Dios, donde los más peques, los que están iniciándose en todo esto del leer, podrán disfrutar con nuestros amigos, Jairo y Lucía de las apasionantes aventuras que vivirán en la Biblioteca Rafael Azcona.
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La casita de chocolate y Una filmoteca olvidada |
Partiendo de la documentación aportada por José María Martínez Zabala y con ilustraciones de Ainara G. Álava, Una filmoteca olvidada pretende, así como lo hizo La casita de chocolate, que los más peques disfruten de la lectura. Al igual que el anterior volumen, Una filmoteca olvidada dispone de un cuento referido al barrio Madre de Dios, acompañado con ilustraciones, actividades varias y juegos para mejorar la comprensión lectora de aquellos que ya han comenzado en el apasionante mundo de la lectura.
Y es una colección que ha venido para quedarse, donde en un futuro próximo descubriremos más barrios, más curiosidades de la capital riojana y nos lo pasaremos en grande con las aventuras del duendecillo de la vid y su inseparable amiga Lucía, la cigüeña de alas moradas.
Un cuento que acaba de ver la luz para sumarse a la colección de literatura infantil de Literaria Kalean.
Espero que lo disfrutéis.
"Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón.
Porque la agonía física, biológica, natural de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida"
Federico García Lorca
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