
Sé que, en cierto modo, es una apuesta arriesgada. Mucha gente me dice; pero qué duro ¿no? eso de ir casa por casa...
En algunas ocasiones, lo confieso, sí me he dejado llevar por ese discurso tan bien enmarcado y he dicho que sí (quizá para confirmar un prejuicio establecido). Qué es duro llamar a puertas para promocionar tu libro a desconocidos.
Pero, reflexionándo un poco, creo que esa afirmación es del todo incorrecta. No es duro. Rotundamente, NO LO ES. Creo que, por desgracia, existen situaciones mil veces más complicadas.
Me explico:
En su día, hoy ya hace más de un año y a punto de concluir con toda la trilogía, decidí hablar con las personas. Saber el interés exacto que existía, en eso del leer. Comunicarme con la gente de primera mano. Conocer las diferentes pretensiones y qué les parecía el hecho de ver a un sujeto en la puerta de sus casas con un libro. Y, por supuesto y como no, también descubrir el número de personas que podrían estar interesadas en la primera de mis obras.
Lo decidí así porque quería evitar a toda costa, sufrir esas interminables colas y esperas, que suponen los esquisitos filtros de las grandes empresas en este saturado mercado editorial (desde mi punto de vista, eso sí que es una experiencia dura).
Además, mi situación laboral tampoco ayudaba. Es más, me lo decía claramente: adelante Sergio, no tienes nada que perder.
Así que, no en un principio, pero gradualmente, a medida en que pasaban las jornadas, me fui dando cuenta de que no todas las puertas eran las que se me cerraban.
Hoy, Juan Manuel y Ana Isabel, editores de Ediciones Balnea, me la están abriendo. A punto de concluir con la segunda edición de "Soy un gusano", este viaje prosigue su curso.
También me la sigue abriendo el "Diario de Burgos", con los artículos tan efectivos de Inma López y los documentos fotográficos de Valdivielso.
http://www.diariodeburgos.es/noticia/ZE3FF0EDE-D8C8-8533-FE902644CEE628DB/20121204/escritor/ya/tiene/quien/edite
Desde aquí os quiero enviar un caluroso abrazo. Así también quiero enviarlo, a todos aquellos que me abristéis en su día las puertas de vuestras casas y, como no, estoy cada vez más convencido, a los que en un futuro me las abriréis para contribuir a que el sueño de un tipo que viaja con un libro en la mano, se haga cada vez más real.
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