De hecho, el pasado domingo 20 de junio, Literaria Kalean, Literatura en la Calle, se acercó al mercado de artesanos de Viguera para reencontrarse con los lectores. Y los hubo. Muchos. También hubo charlas, conversaciones, críticas amables de anteriores lecturas y reencuentros con personalidades que se vieron un buen día de hace algún tiempo sorprendidos al abrir la puerta de su domicilio y hallar a un escritor que promocionaba una de sus obras.
Bonitos recuerdos de principios de esta trayectoria literaria. Y sin embargo, hoy me apetece mencionar una experiencia que nos caló hondo tanto a Ainara como a mí.
Y es que, en uno de los momentos de la mañana, al puesto se aproximó Elena. Elena es una pequeña de cuatro años que ya sabe leer. Sí, lo habéis leído bien. Cuatro años y ya es capaz de introducirse en historias varias que le llevan a los más dispares lugares. De hecho, esta pequeña lectora, de la mano de su mamá, se mostró interesada por los libros de cuentos de La Rioja. Lo hizo en un primer momento de la mañana para alejarse y, tras varios minutos regresar. Entonces sus manos palparon con emoción las hojas de uno de los volúmenes. Examinaba atentamente los relatos de San Millán de La Cogolla, Arnedo, Tormantos, Turruncún, Cornago, Briones y ese largo etcétera que caracteriza a estas publicaciones.
Y la conversación se extendió, las sonrisas se intensificaron y, tanto la ilustradora como yo, dedicamos a esta pequeña heroína y futura gran lectora, el libro que sostienen, en la fotografía, con empeño sus pequeños bracitos.
Resultó un honor grandísimo haber dado con Elena.
Creo que Elena nos da a entender que de todos los baches se sale. Que el tiempo presente es el que tiene que contar hoy más que nunca y que el futuro, de esto no me cabe la menor duda, lo tenemos todos y cada uno de nosotros en nuestras manos. Solo depende de las decisiones que queramos tomar.
Sé que Elena, con el tiempo, reforzará su hábito lector y gracias a ello, su mentalidad no tendrá tanto en cuenta los condicionamientos y los límites que nos abordan en nuestro día a día. Creerá en un mundo mejor y puede, ojalá, servir de ejemplo a muchos.
Desde este apacible rincón quiero dar las gracias a Elena, por su simpatía, por su energía y por esas buenas ganas de leer que me dicen, como contador de historias, que aún queda muchos horizontes por recorrer.
Gracias a la mamá de Elena, una vez más a Elena, a los peques lectores, a Viguera y a todos aquellos lector@s protagonistas que seguís contándome cosas de nuestros inesperados encuentros.
Todo un privilegio.
Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural de un cuerpo por hambre sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.
F. García Lorca
6202700
Muchísimas gracias a vosotros que cuidáis y ayudáis a que grandes y pequeños sigamos soñando con mundos fantasticos , aventuras y viajes de ensueño a través de cada pagina!!!
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