Algunas de las obras atesoradas |
Es a día de hoy cuando el gesto de tocar un timbre ya se ha convertido en algo meramente rutinario dadas las formas que he elegido para la promoción de mis novelas.
Ahora es cuando, ciertamente, siento una gran curiosidad por conocer a la siguiente persona que me abra su puerta.
Para ser justos, tengo que decir que la mayoría de las veces me encuentro a personas que se muestran esquivas, reticentes siempre a escuchar a quien ha osado llamar a la puerta de su casa, por tacharle quizás, de ser inferior. Negativas por doquier y caras arrugadas interrogativas y de mal humor.
Pero realmente, también me encuentro, como ya todos sabéis, a personas abiertas, lectores o incluso gente que se interesa simplemente por mi manera de proceder.
Ayer en Vitoria, me abrió la puerta Begoña Azurmendi intxausti (ella no dejó de repetirlo) Tras presentarme e interesarse por mi quehacer, me comentó que su hermano también era escritor. Se trataba de nada más y de nada menos que de Mikel Azurmendi.
Fue ahí cuando rebusqué en mi memoria. A éste ya lo he leído yo en alguna ocasión- pensé.
Pronto me percaté de que años atrás, en la carrera de sociología...
Sin duda una grata sorpresa. Qué honor.
Obras encontradas tras las puertas |
Nos despedimos con un par de besos y al bajar las escaleras para llegarme al siguiente piso, me vinieron a la cabeza pasajes pretéritos de escritores que me han abierto sus puertas en diferentes localidades y ciudades a lo largo de estos más de dos años.
A veces es gente que está consagrada como escritores. Otros que han ido adquiriendo notable éxito a través de los más de dos años que llevo de promoción. Periodistas, gente que está empezando, gente que quiere comenzar...
En ocasiones el escritor o escritora en cuestión, tras adquirir el primer ejemplar de mis tres libros editados, me obsequia con una obra suya. Otras veces, las muchas, intercambiamos obras. Las hay, veces, que mantengo relación con los escritores. Quedo con ellos, nos contamos cosas, hablamos de proyectos futuros. Las redes sociales también tienen algo de culpa de esto último que cuento.
Son estas tres fotografías (los mismos libros en diferentes perspectivas) que componen esta entrada, las que recopilan, sino todas, casi todas las obras con las que me he ido encontrando en todo este tiempo.
Sin duda se tratan de agradables experiencias que quiero atesorar. Para mí, leer un libro cuando conoces de primera mano a la persona que lo ha escrito, no tiene parangón. No sé, te hace introducirte más en la historia. Te imaginas al autor/a, elucubrando, escribiendo..., en definitiva, creando la trama y eso, a todas luces, enriquece más la lectura.
A mí, al menos me ocurre.
libros de escritores que me abrieron sus puertas |
Con ello, también vas descubriendo las inquietudes literarias que poseen escritores contemporáneos. Sus gustos, experiencias con el mercado editorial. A lo largo de las charlas, nunca faltan los consejos. Hay veces, que incluso me los piden hasta a mí. ¡Qué cosas!
También me voy dando cuenta, al hablar con los lectores, de que la "moda" de leer libros electrónicos no posee ya tanto "boom" como en un primer momento pudiera parecer.
Hoy quiero creer que el libro impreso en papel nunca desaparecerá.
Estoy de acuerdo en que la tendencia es leer en pantallas digitales. De eso ya no hay ninguna duda. Pero tengo que decir también, que me alegro muchísimo cuando una y otra vez me encuentro con personas que me dicen:
"Lo del e-book está bien, pero donde esté el papel..."
Seguramente, antaño, la radio temblaría cuando la televisión llegó a las masas, lo mismo que esta lo hizo cuando internet tomó el protagonismo. Hoy sabemos que aquella, aún predomina en nuestros días. ¿podríamos a día de hoy, vivir sin radio?
Sé que no es lo mismo, pero creo que el libro impreso coexistirá con el digital. Quizás hasta se convierta en un verdadero lujo con el paso de los años.
Es a día de hoy, después de que miles de personas me hayan abierto sus puertas (vamos a dejar a un lado a las miles que me las han cerrado), una vez que mi cuarta novela está en la editorial, cuando me doy cuenta de que aún me queda mucho camino por descubrir.
La intención, ahora, además de seguir escribiendo, es promocionar esta cuarta obra. Sí, continuaré llamando a las puertas y me presentaré como escritor ávido siempre en su búsqueda ya no sólo de lectores, sino también de experiencias que merezca la pena atesorar. Creédme si os digo que las hay, y muchas, detrás de las puertas.
Una vez más quisiera daros las gracias a todos vosotros como compañeros de letras que en su día me abristéis algo más que las puertas vuestras casas.
Ayer, al despedirnos, Begoña Azurmendi me dijo:
-Espero que tengas suerte. Sin duda, te la mereces.
Una sonrisa se formó en mi rostro.
Otro fuerte abrazo para ti, Begoña.
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