Begoña me abrió la puerta y adquirió "agua" |
Esta entrada la voy a contar a modo de anécdota, simplemente por mostrar lo dificultoso que resulta, a veces, aparecer en un medio de comunicación.
Resulta que a finales de febrero de este año 2015, recibí un mail de Saioa, la cual sabía de mi historia y, según me contaba, quería conocer más datos de mi manera de llegar hasta los lectores. Como ya sabéis, no es la primera vez que una periodista se pone en contacto conmigo para conocer mi historia y espero que esto me siga sucediendo en un futuro.
Salir en un medio de comunicación, lo sé por propia experiencia, abre muchas puertas.
Con Saioa quedé al de pocos días de recibir su mensaje. Hicimos la entrevista, pero necesitábamos una foto con algún lector o lectora que me abriera la puerta con el fin de documentar de una manera más clara mi promoción.
Antes de la hora acordada para hacer esta entrevista, ya me encontraba yo, por las calles de Vitoria, llamando a las puertas y presentándome como un escritor que quiere conocer a sus lectores de primera mano. Vamos, como lo llevo haciendo ya varios años por diferentes ciudades y localidades. Las puertas se cerraban, las negativas se acrecentaban e incluso, hubo una chica que adquirió mi última novela, pero no estaba dispuesta a salir en el periódico (cosa completamente comprensible).
Pero al fin, tras su puerta, apareció Begoña. Ella leía. Pero no solo eso, también me escuchó atentamente y quiso un ejemplar. A Begoña le comenté amablemente, a ver si podría existir la posibilidad de acercarme de nuevo hasta la puerta de su casa con un fotógrafo, con la intención de documentar, con varias fotos, la futura noticia en El Correo. Recuerdo que su recelo fue intenso al principio, pero luego aceptó. Para mí era importante y quería apoyarme.
Lo dicho, hicimos la entrevista en un local cercano. Saioa me presentó al fotógrafo, que resultó ser fotógrafa. Entonces, tras despedirnos de Saioa, Blanca y yo nos acercamos al portal de Begoña, unos minutos antes de la hora acordada.
Llamamos. Begoña no estaba en casa. Para complicar más la situación, Blanca tenía prisa por acercarse a un nuevo lugar en el que requerían su presencia.
Entonces, suponiendo que Begoña no iba a abrirme nuevamente, comenzamos Blanca y yo, a buscar un nuevo lector por los portales colindantes. Fue curiosa la escena. La fotógrafa me esperaba en el portal, yo subía en ascensor e iba llamando a las puertas tras las cuales las negativas se sucedían, allí nadie me atendía. Nadie quería hacerme caso; pocos leían y los "noes" aumentaban, así como lo hacía la tensión debido al paso del tiempo en aquella mañana.
La única esperanza que me restaba era volver a llamar a Begoña. Mi intuición me decía que a la hora acordada ella iba a estar. ¿Y si tan solo había salido a hacer algún recado?
Sucedió.
Llamamos nuevamente y Begoña nos abrió.
La fotógrafa nos hizo las fotos pertinentes y ya en la calle, le obsequié con dos ejemplares de mi última obra. Una dedicada a ella, y otra para Saioa.
Imaginaos. Después de mucho tiempo de tocar a las puertas, de nuevo saldría en El Correo de Álava. Para mí era una gran puerta abierta.
Pero, para mi desaliento, no salí en el periódico al día siguiente. Ni al siguiente, ni al otro...
Saíoa lo intentaría para el fin de semana, me dijo. Pero el fin de semana: nada. La siguiente semana tampoco apareció la noticia.
Pasaban los meses y lo único que recibí por parte de Saioa es que mi noticia estaba en "nevera", a la espera de poder ser publicada.
Bien, me dije. Ya la publicarán si quieren.
Por mi parte, continué llamando a las puertas, obviando toda esta experiencia y entablando conversaciones con nuevos lectores, protagonistas de esta historia.
Hoy he recibido un "whatshapp" de un amigo, pues le ha mandado la foto otro amigo que trabaja en Vitoria. Allí aparecía la entrevista de Saioa y la foto que nos hizo Blanca a Begoña y a mí, aquel día de principios de año.
Sin duda ha sido una agradable sorpresa.
Es otra puerta abierta que desde aquí quiero agradecer a Begoña por abrirme su puerta, escuchar mi relato y adquirir mi última novela, al Correo de Álava, a Saioa por la estupenda entrevista que refleja aspectos interesantes de mi promoción y a Blanca, por sus fotos y por su gran paciencia en aquel día.
"Cuando me toque morir, nadie morirá en mi lugar.Así que he decidido vivir lo que nadie vivirá por mí:
mi vida"
A. Mora
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