Trueque: "El molino de castaños" Luis Mari Ormazábal |
Cuando aquella mañana Luis Mari me abrió su puerta, este señor de avanzada edad pero con amplias inquietudes, me incitó varias veces a que hablara algo más despacio, puesto que no escuchaba bien. Así lo hice en la escalera de un nuevo edificio que ayuda a conformar el municipio vizcaíno de Arrigorriaga.
-No sabes cuánto me gustaría tener tu verborrea para poder promocionar mis obras de la misma manera - escucharon de pronto mis oídos mientras observaba una entrañable sonrisa.
Fue ahí cuando entendí que había hallado una nueva persona con mentalidad abierta. Sí, de esas que están dispuestas a escuchar. De esas que viven bajo sus propios dictados y decide alejarse de los que nos marca esta demente sociedad.
Además, como en cada ocasión que me encuentro con un literato con amplitud de miras -creédme si os digo que no todos la tienen-, decidí, una vez conocido el título de sus obras y la breve sinopsis, exponerle un nuevo trueque.
Me gusta proponer siempre esto porque disfruto de las lecturas en las que puedo poner cara al autor de las mismas.
Luis Mari, con pausados movimientos y gestos de cierta incertidumbre, accedió sin muchos preámbulos. Y fue ahí cuando me invitó a entrar a su piso.
La primera habitación en la que paramos tras recorrer un corto pasillo, estaba colmada de libros por doquier. Desde el suelo hasta el techo se adivinaban los numerosos anaqueles cargados con infinidad de libros. Más de cuatro mil, me hizo saber.
Luego de ello, Luis Mari, con movimientos muy pausados, inherentes a su avanzada edad, se aproximó hasta un sillón que descansaba en otra cercana estancia. Estaba repleto de hojas desperdigadas que, según me comentó, servían de documentación para un futuro relato en el que estaba trabajando.
-Tenerlas así, me resulta más cómodo -sentenció con cierto semblante cansado.
De seguido llegamos hasta el salón y allí abrió las puertas de una antigua alacena; tras ellas, en vez del típico menaje, se hallaban también infinidad de libros de diversa índole.
Después de esa agradable conversación, nos despedimos esta vez en el rellano de la escalera, con un grato apretón de manos y una vez descendidos unos cuantos escalones, decidí hojear el libro titulado "El molino de castaños". En una de sus primeras páginas leí su dedicatoria que así decía:
"A Sergio:
en honor a lo que le sobra y a mí me falta.
Así es la vida.
Un abrazo"
Sus palabras, así como su disposición, me lo dejaron bien claro. Este hombre sí había vivido y mucho. Además, por lo que pude percibir, aún tiene ánimos para perseguir sus propias metas.
Quiero concluir esta mención con un pequeño extracto de su relato "El molino de castaños". Son palabras que consiguieron modular una sonrisa horas después, esta vez en mi reducto y con el libro entre mis manos. Son las que siguen:
"¿Cómo es la sombra de un río? La sombra de un río es navegar, es ir, es llegar a todas partes, conquistar el infinito, incluso llegar al mar, para volverse más río y así volver a empezar."
"Constantin" de Álvaro Salazar |
Y como la experiencia en Arrigorriaga fue interesante no solo por lo contado, sino también por hallar a más lectores y conocer de primera mano a Mª Jesús como lectora protagonista número 8500, me acerqué en el día de ayer para continuar con esta peripecia de escritor errante.
Ayer encontré muchos más "noes" tal y como es natural, pero eso no importaba demasiado porque, así como siempre hacen, estos iban cayendo por sistema al suelo para convertirse en nuevos escalones que siempre me llevaban al siguiente "sí".
Y cuando en éstas estaba, volvió a suceder.
Álvaro me atendió con amabilidad al aparecer tras la puerta a la que había llamado. Acto continuo, se interesó por uno de mis ejemplares el cual dediqué gustosamente y, con gran sorpresa, me obsequió con su tercer libro cuyo título es "Constantin".
Así, sin mediar casi palabra. Álvaro tal y como me hizo saber, valoraba mi actitud y mi forma de llegar al lector.
Hablé de su convecino Luis Mari a este nuevo escritor hallado tras los umbrales y me dio a entender que sí que conocía su novela "El molino de castaños".
Luego de ello, Álvaro me hizo saber que, además de sus tres obras también escribía en un blog. Es el que sigue:
La magia de entablar una conversación con un auténtico desconocido había vuelto aparecer una vez más. Siempre lo hace, todos los días. Y, por lo visto, la literatura también puede brotar tras las misteriosas puertas. Una vez de despedirme de Álvaro y con su novela "Constantin" entre mis manos, proseguí con mis andanzas.
Quizá, ¿quién sabe? en un futuro próximo decida regresar a Arrigorriaga, pero antes, deambularé por otros lugares con el propósito de hallar nuevas experiencias para, tras ellas, volver a recogerme en mi sitio y disfrutar de estas y otras lecturas a las que puedo, por fortuna, poner cara y buenos recuerdos.
Resulta, a veces, todo tan fascinante...
"Que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena"
J. Sabina
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