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Ana, la lectora nº 6000 me abre su puerta

Ana se convirtió en la lectora-protagonista nº 6000 de esta historia
"Hola, buenos días, 
¿quieres convertirte en 
el lector/a-protagonista 
número seis mil 
de esta historia y obtener como obsequio  un ejemplar de 
"La Rioja y sus pueblos 
entre cuentos?"


En esto pensaba yo esta mañana  en la ciudad de Vitoria, cuando tocaba nuevos timbres y tras haber conocido al lector número cinco mil novecientos noventa y nueve.

 Sin embargo, de mi boca salían otras palabras totalmente diferentes:

- Hola buenos días, soy Sergio, un escritor que está promocionando su cuarta novela y busco gente que le guste leer, no sé si será el caso...

Los "noes", a pesar de todo, se sucedían, pero yo me encontraba entusiasmado por poner cara y poder sacarme una foto con el lector/a número 6000 que ofrece más base a esta historia. La experiencia me decía una y otra vez que daba igual si iba a ser en la siguiente puerta, en la próxima planta, en el siguiente edificio, portal o en las horas consiguientes. Siempre, entre todos esos "noes" inherentes a esta promoción, existen personas que valoran a un tipo con un libro bajo el brazo y que ha decidido luchar por sus sueños. 

Y... al final sucedió. Ana me ha abierto su puerta. Me ha contestado que sí. Que ella sí que leía y no ha dudado en escuchar mi relato. 

- Ana -le he dicho cuando ha aceptado adquirir un ejemplar de "agua"- te tengo que decir una cosa que para mí es muy importante. Este ejemplar hace el número seis mil de mi promoción y quiero obsequiarte con mi última obra "La Rioja y sus pueblos entre cuentos". Pero hay un condicionante: tenemos que hacernos una foto para ilustrar la entrada en mi blog (como ya sabéis, esto viene siendo costumbre con cada lector que hace el número 500).

Ana ha aceptado. Me ha comentado también que tenía tres nietos, uno en edad de dos años, otro de ocho y el mayor de once años. El libro infantil le venía de maravilla. Además, según me ha confesado también, tiene un familiar que es riojano. De San Vicente de la Sonsierra, creo recordar. 

En aquella escalera y después de hablar con Ana,  no he encontrado ningún "sí" más. Pero eso no importaba. Yo estaba pletórico por haber conseguido una meta significativa y por experimentar, de manera fehaciente, que son ciertos los siguientes dichos: "El que la sigue la consigue", "hace más el que quiere que el que puede", "no estás derrotado cuando pierdes, sino cuando te das por vencido", y un largo y extenso etcétera.


Desde aquí quiero agradecer a Ana el haberme abierto en el día de hoy su puerta. El haberme no sólo escuchado sino también por haber adquirido mi cuarta novela y así formar parte de este periplo que ya posee mayor base. 
Sí, cada día estoy más convencido. Sobre una ingente cantidad de "noes" se va estableciendo esta historia. Esos portazos y miradas despectivas, esas indiferencias encontradas y rostros arrugados, esas mentalidades herméticas y gestos indolentes que son hallados tras las puertas y que, siendo optimistas, conforman el ochenta por ciento de esta trayectoria..., sí, todo esto que lamentablemente también nos define como sociedad, se convierte, para mí, en férreos escalones, que sistemáticamente van siendo pisados por mis pies para alzarme nuevamente y otear nuevos horizontes. En ellos he encontrado ya a miles de personas que me han dicho que sí. Ana me ha acompañado hoy al último de todos los escalones y desde allí nos hemos despedido con un par de besos. 


- Ojalá me encuentre con más personas que, como tú, sepan valorar este esfuerzo - le he dicho al despedirnos. 

- Sí, seguramente los habrá - han querido escuchar mis oídos. 

Es cierto. Los hay. Lo sé. Simplemente hay que llamar con una sonrisa y esperar a ver qué nos encontramos tras las puertas. Cada día que pasa creo menos en esa fuerte corriente que nos ofrece el discurso social consistente en que hay que inmiscuirse tanto en uno mismo, retrotraerse tanto,  que ya no queda tiempo para hablarnos entre nosotros... (de manera directa digo, porque todos sabemos que lo hacemos continuamente en realidades virtuales que, lamentablemente, a cada momento las hacemos más protagonistas de nuestras vidas).

"Cada vez nos miramos menos a los ojos" también he oído hoy de los labios de Carmen. Otra lectora con mentalidad abierta. 

Son tantas y tantos... ya no solamente éxitos,  sino también experiencias y satisfacciones personales. 
Continuaremos con ello. Indagando una y otra vez, una vez y otra.
Gracias Ana y a los cinco mil novecientos noventa y nueve lectores a los que un buen día os dediqué uno de mis ejemplares.
También,  y por qué no, a los miles de  "noes" encontrados en el camino y que tanto nos enseñan...



"Las cosas no se dicen, se hacen, 
porque al hacerlas, se dicen solas"

Woody Allen






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